El jengibre, conocido científicamente como Zingiber officinale, es una planta perenne originaria de Asia tropical que ha sido utilizada durante siglos tanto en la cocina como en la medicina tradicional. Esta planta pertenece a la familia Zingiberaceae, que incluye otras especies con propiedades similares. Sin embargo, el jengibre ha ganado gran popularidad debido a sus diversos usos culinarios y medicinales. Aquí te explicaremos todo sobre el jengibre y sus beneficios para la salud.
En términos botánicos, el jengibre es una raíz subterránea modificada llamada rizoma. Es de forma irregular, con una piel delgada y rugosa de color beige a marrón claro, y su carne puede variar desde un tono amarillo pálido hasta un tono más oscuro, dependiendo de su edad y variedad. La parte utilizada del jengibre es el rizoma, ya sea fresco, seco o en polvo, que es donde se concentran sus compuestos activos.
Desde tiempos antiguos, el jengibre ha sido apreciado tanto por su sabor único como por sus propiedades medicinales. En la cocina, se utiliza principalmente como especia para dar sabor y aroma a una variedad de platos, desde platos salados hasta postres. Su sabor es cálido, picante y ligeramente dulce, con matices cítricos y terrosos. Se puede agregar fresco, rallado, en rodajas o en polvo a sopas, guisos, salteados, adobos, marinadas, bebidas, dulces y productos horneados.

Además de su uso culinario, el jengibre también se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional de diversas culturas debido a sus potentes propiedades curativas. Se le atribuyen una serie de beneficios para la salud, y la investigación moderna ha respaldado muchos de estos reclamos. Algunos de los compuestos bioactivos presentes en el jengibre incluyen gingerol, shogaol y zingerona, que poseen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y digestivas.
Entre los beneficios para la salud asociados con el consumo de jengibre se incluyen:
Alivio de las náuseas y los mareos: El jengibre ha demostrado ser eficaz para reducir las náuseas y los vómitos asociados con el embarazo, el mareo por movimiento y la quimioterapia.
Propiedades antiinflamatorias: Los compuestos del jengibre pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor asociado con condiciones como la artritis y las enfermedades inflamatorias intestinales.
Mejora de la digestión: El jengibre estimula la producción de enzimas digestivas y puede ayudar a aliviar el malestar estomacal, la hinchazón y los gases.
Apoyo al sistema inmunológico: Sus propiedades antioxidantes pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y proteger contra el daño celular causado por los radicales libres.
Reducción del colesterol: Algunos estudios sugieren que el consumo regular de jengibre puede ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y triglicéridos en la sangre.
Control del azúcar en sangre: Se ha demostrado que el jengibre ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a regular los niveles de azúcar en sangre, lo que puede ser beneficioso para las personas con diabetes tipo 2.
Además de su consumo directo como especia o infusión, el jengibre también se utiliza en forma de suplementos dietéticos, extractos, aceites esenciales y tónicos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, como con cualquier suplemento o hierba medicinal, se deben tomar precauciones y consultar a un profesional de la salud antes de usarlo, especialmente en caso de embarazo, lactancia o condiciones médicas preexistentes.
El jengibre es una opción popular para infusiones debido a su sabor único y a las numerosas propiedades saludables que ofrece. Preparar una infusión de jengibre es bastante sencillo y puede hacerse de varias maneras. Aquí tienes algunas formas comunes de preparar infusiones de jengibre:
Infusión de jengibre fresco:
Pela y corta una porción de raíz de jengibre fresco en rodajas finas o trozos pequeños.
Hierve agua en una olla y añade las rodajas de jengibre.
Deja que el jengibre hierva a fuego lento durante unos 10-15 minutos para permitir que los sabores se liberen en el agua.
Retira del fuego y deja reposar la infusión durante unos minutos.
Cuela el líquido para eliminar los trozos de jengibre antes de servir.
Infusión de jengibre con limón y miel:
Prepara una infusión de jengibre siguiendo los pasos anteriores.
Exprime el jugo de medio limón fresco en la infusión.
Agrega miel al gusto para endulzar.
Revuelve bien y sirve caliente.
Infusión de jengibre en polvo:
Agrega una cucharadita de jengibre en polvo a una taza de agua caliente.
Revuelve bien hasta que el polvo de jengibre se disuelva por completo.
Opcionalmente, puedes agregar otros ingredientes como miel o rodajas de limón.

Jengibre y sus beneficios para la salud
Mezclas de diferentes tés con jengibre.
El jengibre se puede mezclar con una variedad de tés y plantas para crear infusiones deliciosas y saludables. Algunas de las combinaciones más populares incluyen:
Té verde: La combinación de jengibre con té verde es bastante común y resulta en una infusión refrescante y ligeramente picante. El sabor herbáceo del té verde se complementa bien con el toque cálido y especiado del jengibre.
Té negro: El jengibre también se mezcla bien con el té negro, creando una infusión robusta y vigorizante. La mezcla de sabores crea una bebida reconfortante que es perfecta para las mañanas o para dar un impulso energético durante el día.
Rooibos de limón y jengibre: La combinación de jengibre con limón en una infusión crea una bebida revitalizante y refrescante. Esta mezcla es excelente para aliviar la congestión nasal y proporcionar un impulso de vitamina C.
Té de hierbas: El jengibre se puede combinar con una variedad de hierbas, como la menta, la manzanilla o la hierba de limón (también conocida como hierba de limón), para crear infusiones reconfortantes y digestivas. La mezcla de jengibre con hierbas aromáticas añade complejidad de sabor y proporciona beneficios adicionales para la salud. Mezclado con otras especias se convierte en una infusión ayurvédica.
Té chai: El té chai es una mezcla de té negro con especias como canela, clavo de olor, cardamomo y jengibre. Esta mezcla aromática y especiada es muy popular y es perfecta para disfrutar en los días fríos de invierno.
Té de cúrcuma y jengibre: La cúrcuma y el jengibre son dos raíces con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Mezclarlas en una infusión crea una bebida saludable y reconfortante, conocida por sus beneficios para la salud y su sabor único.
Estas son solo algunas de las muchas combinaciones posibles de jengibre con tés y plantas. La versatilidad del jengibre permite experimentar con diferentes ingredientes y crear infusiones personalizadas según tus preferencias de sabor y necesidades de salud. También puedes preparar tu té favorito en casa, aquí te dejamos la receta:
Infusión de jengibre con té:
Prepara una taza de té verde, negro o de hierbas como lo harías normalmente.
Agrega rodajas de jengibre fresco o una pizca de jengibre en polvo al té caliente.
Deja que el jengibre infunda en el té durante unos minutos antes de retirarlo.
Sirve caliente.
Al preparar infusiones de jengibre, puedes ajustar la cantidad de jengibre según tu preferencia de sabor y la intensidad deseada. El jengibre fresco tiende a tener un sabor más pronunciado que el jengibre en polvo, así que tenlo en cuenta al elegir tu método de preparación. Además, puedes experimentar con otros ingredientes como menta, canela o cardamomo para crear sabores únicos y personalizados.
¡Anímate a probar diferentes combinaciones y descubre tus favoritas y disfruta de los beneficios para la salud y el reconfortante sabor de las infusiones de jengibre!
